Las características de los estudiantes dentro de un aula, el ambiente de la misma y las conversaciones con los padres de familia orientan la aproximación y desarrollo del aprendizaje en su vida escolar. Este vínculo evoluciona a medida que el niño crece con el fin de que llegue un momento en el cual el estudiante pueda direccionar su manera de aprender. Quinto grado es un espacio transicional en el desarrollo, y debe también ser un espacio útil y productivo para hacer un pare que aporte a la siguiente etapa de desarrollo y de aprendizaje.
Un niño que se aproxima a la pubertad ha tenido generalmente la experiencia escolar de seis años para enfrentar el bachillerato. Este escalón en el desarrollo es contradictorio para los protagonistas. En unos aspectos ya son grandes y autónomos, pero en otros están apenas consolidando procesos o descubriendo novedades. La transición debe ser un espacio enriquecedor de metacognición en el cual los aprendices van haciendo conciencia de los aspectos que han adquirido en sus años de primaria para favorecer su aprendizaje y los posibles obstáculos que aparecen en esta concientización.
Organizar su material de trabajo para el aprendizaje, seguir las instrucciones para el trabajo, manejar las herramientas tecnológicas básicas para aprender, reportar el aprendizaje, y saber leer y escribir textos cortos son parte de los insumos académicos que el estudiante aporta a su bachillerato. La reflexión sobre estos asuntos y la combinación de ellos en el aprendizaje es un requisito para ser exitoso en el bachillerato y alternar con los factores sociales que van llegando en la proximidad a la adolescencia. Desde este estado se pretendería que el niño formalice cognitiva y evolutivamente su aprendizaje adquiriendo autorregulación y perfeccionamiento de lo anterior para intervenir relevantemente en las situaciones de aprendizaje, encontrar y manejar la información requerida para hacerlo y a través de la indagación, y notas tomadas, poder evidenciar su aprendizaje.
Se deben seleccionar protocolos de aprendizaje esenciales para que cada estudiante pueda hacer conciencia de ellos e incorporarlos a su aprendizaje. El diseño de proyectos hace que la vinculación sea significativa y productiva para cada estudiante; todos pueden intervenir y asegurar su aprendizaje. Entender cómo ocurre el aprendizaje en situaciones particulares de un aula contribuiría a que los niños vean el impacto de factores externos o internos intervinientes. Una vez entrenado para reflexionar sobre la situación de aprendizaje, el estudiante podría comenzar a optar, re-direccionar, aportar y generar nuevos aprendizajes que le permitirían enfrentar los procesos cognitivos más complejos que aparecerán en el bachillerato.
La vinculación de los padres en esta etapa amerita llevar a cabo la misma metodología reflexiva sobre la toma de decisiones y la posibilidad de ir soltando al niño hacia la independencia. La experiencia ya existe en el Gimnasio La Montaña. Hemos diseñado el Proyecto Bambú que vela por asegurar lo anterior. Asignamos un espacio de la semana para la clase de Habilidades de Aprendizaje cuya meta fundamental es hacer conciencia del aprendizaje ejercitando un proceso metacognitivo que se va develando en la medida en que los estudiantes reflexionan sobre habilidades, herramientas, y actitudes favorecedoras del aprendizaje, así como aquellos obstáculos que pueden aparecer en su contextos para sobrepasarlos.
Clemencia Calderón, Directora académica de Preescolar GLM